Hay toda clase de mentiras, pequeñas, grandes, blancas, por piedad, por omisión, o simplemente porque sí, porque quieres mentir, podemos buscar escusas de porqué mentimos pero la verdad, siempre será que mentimos, a veces hasta a nosotros mismos.
Comencé mi mentira para proteger a los que quiero, comencé a decirles pequeñas cosas, hasta que yo misma caí en las redes de mis palabras. No sé donde comienzo yo y donde comienza mi mentira.
Es un bucle, estar atenta siempre para saber si no caigo en el caos que es todo a mi alrededor.
Un caos del que soy artífice
EL único momento de paz es cuando cierro los ojos, cuando mi boca no se mueve para contar mentiras, aunque mi cerebro lo haga, por lo menos no las digo en voz alta, no pienso en los rostros de las personas a las que miento.
¿Porqué mentimos? ¿porqué miento? Para sobrevivir, me lo repito una y otra vez, para sobrevivir.
¿Merece la pena vivir así? ¿esto es vida? Lo dudo.
Por esa razón quiero desaparecer.
No sé cuándo, ni cómo, ni dónde, pero siento mi final cerca.
Aunque también puede que sea una mentira.