“Aceptarnos a nosotros mismos significa valorar nuestras imperfecciones tanto como nuestras perfecciones”
Sandra Bierig
Soñé con que no tenía ninguna cicatriz,
soñé con viajar a la cara oculta de la luna.
Soñé con que nadie viera mi lado oscuro,
mis temores, mis miedos, mis debilidades.
Soñé con ser siempre el astronauta que iza la bandera
y conquista tierras nuevas.
Soñé que podía con todo, pero caí en el infinito espacio.
En la más profunda oscuridad.
Sin amarres, sin nadie que me sujete.
Soñé que no tenía a nadie.
Soñé que la luna me miraba a lo lejos y se reía de mí.
La oscuridad me rodeaba, se apoderaba de mi.
Dejándome a mi sola nadando en la nada, con un eterno fluir
de mis pensamientos.
Aquellos que manejaban mi vida, aquellos que eran dueños de mi mente.
Socorro gritaba a la nada, y el eco era inexistente.
Ayuda gritaba mirando a la luna y a las estrellas,
pero solo miraba su estela brillar.
Nada, no me quedaba nada,
no era nadie.
Nunca he sido nadie.
Soñé con que no era nadie, y solo quiero despertar.
Por favor que alguien me despierte de este sueño,
Luna, mirando tu cara oculta, mira mis cicatrices, las dos somos iguales queremos enseñar sólo nuestro lado buedo.
Luna, ¿quién me querrá?
Tú resonó un eco de la nada, dentro de mi.
Tú te querrás con cicatrices, con miedos y oscuridad.
Puedes despertar ya.
Y el frío de la mañana me despertó.
Un sueño y una realidad.
Sino me quiero yo
¿Quién lo hará?